El pasado lunes 17 de mayo de 2010, el señor Miguel Roca, Editor del periódico El Vocero de Puerto Rico, mediante un llamado “Editorial”, arremetió contra el Movimiento Estudiantil de la Universidad de Puerto Riico (UPR) y se alineó con la posición de la Administración de turno respecto a los reclamos estudiantiles. Si bien es cierto que el periódico puede adoptar la linea editorial que desee, este llamado “Editorial” de el señor Roca me pareció más bien un intento de congraciarse con la administración de Luis Fortuño ante uno de los mayores retos que ha enfrentado en los pasados 17 meses. Por qué razón? No lo se, juzgue usted.
Lo que es realmente lamentable es, que en su intento de congraciarce con el Gobierno, el señor Roca arremeta de una forma indignante contra los estudiantes del primer centro docente del País, al nivel del insulto. El primer insulto surge del título del “Editorial”, cuando llama “jueguitos” a los actos de la huelga en la UPR. Le diré señor Roca, que nada más lejos de la verdad. El liderato estudiantil le ha demostrado al País que no está jugando. Ha sabido llevar un mensaje serio, informado y articulado; con reclamos justos y con propuestas concretas que han encontrado oídos sordos por parte de la Administración.
El segundo insulto del señor Roca surge cuando dice que “una minoría de estudiantes en comparación con la totalidad... mantiene en jaque a la Universidad” Democrcracia 101 con este señor por favor! Que acaso no se enteró que mediante una Asamblea General de Estudiantes (mecanismo de democracia participativa básico), auspiciada y promovida por la Administración, con una participación de sobre 3,000 estudiantes (la más alta que he visto en mis 15 años vinculado a la UPR), el estudiantado ratificó contundentemente la huelga. Si hay miles de estudiantes que no participan, pues simplemente no participan, les es indiferente, y tienen que aceptar la decisión de la mayoría que sí participa. Esa es la democracia señores. Pretenden ahora presentar el mismo argumento que presentaba la mayoría del PNP en la Legislatura tras la victoria contundente de la Unicameralidad en el Referendum de 2005.
El tercer insulto viene cuando se dice que “los estudiantes de la UPR reciben una ayuda sustancial en becas federales, que en su mayoría les sobra y utilizan ese dinero para lo que quieran”. Seguido de una absurda comparación de los costos de la UPR con los de las universidades privadas del País. Primero que todo, señor Roca, no todos los estudiantes de la UPR reciben beca federal. Segundo, no existen becas federales para estudios de maestría y doctorado. Tercero, y lo más importante, hay un gran sector de nuestra población que no puede pagar los costos de las universidades privadas y para quienes la UPR es la ÚNICA opción viable para lograr hacer una carrera universitaria. Estudiantes que se esfuerzan por ser admitidos al Sistema UPR. Estudiantes que por sus méritos reciben ayudas académicas adicionales. Es el DEBER del estado, señor Roca, mantener esa opción, esa oportunidad, para que todos y todas, mediante el mérito, podamos tener una educación de calidad a bajo costo. Pero claro, estas son cosas que los ricos que lo han tenido todo en la vida no entienden.
Por último, pregúntese señor Roca, cuántos de los periodistas y empleados que trabajan en su empresa son producto del Sistema UPR? Se ha beneficiado usted de dicho producto? Desean ellos o ellas lo que usted plantea para sus hijos e hijas? O es que usted les paga tan bien que les resulta innecesario? Sí claro!
Espacio de expresión pública de Carlos Omar Virella García. Abogado Licenciado en Derecho, Graduado de Juris Doctor de la Universidad de Puerto Rico. Planificador Profesional Licenciado. Posee una Maestría en Planificación Urbana de la Universidad de Puerto Rico y un Bachillerato en Diseño Ambiental (Arquitectura) de la Universidad de Puerto Rico.
sábado, 29 de mayo de 2010
viernes, 28 de mayo de 2010
La historia de mi amigo Víctor
En agosto de 1995, como parte de un grupo que asistía a las orientaciones para los estudiantes de nuevo ingreso de la Escuela de Arquitectura de la UPR, conocí a Víctor Javier Irizarry. Desde el primer día la empatía entre este servidor y Víctor fue palpable. Teníamos varias cosas en comúm; eramos estudiantes de la llamada “Isla” (fuera del Área Metropolitana de San Juan), proveníamos de la Escuela Pública y eramos jóvenes soñadores. Sin embargo, con el tiempo, fui conociendo más detalles de la vida de Víctor que me hicieron admirarlo grandemente como ejemplo de superación y de las oportunidades que el Sistema UPR puede ofrecer para aquellos más desventajados. Hoy quiero compartir con ustedes, dentro de la perspectiva de la Huelga en la UPR, la historia de mi amigo. ¡Porque por personas como él, sobran razones para luchar!
A través de la red social Facebook logré hacerle una entrevista a mi amigo Víctor, para desarrollar esta historia. Comenzamos hablando sobre su infancia en Humacao, Puerto Rico, y sus primeros pasos en la Escuela Pública. Al hablarme de su infancia, lo primero que me dice Víctor es que le dedica todos sus logros a su familia. Sin duda vivió una infancia dura, hijo de una madre soltera y residente de un Residencial Público, comenta Víctor: “Mi infancia se remonta a los años '80 en el Residencial Público Padre Rivera de Humacao. Donde aprendí mucho de la vida en poco tiempo, expuesto a entender muchos de los valores humanos que hoy respeto como adulto. Honrar a tu familia y honrar a tus amigos eran el 'Mantra' de mi diario vivir. Sobre todo cuando llegaba la hora de tomar decisiones. Mi madre (madre soltera) trabajaba como enfermera para mantener a una familia de 5 hijos. Ella sin decirlo en palabras, siempre nos enseñó que en la vida hay que luchar para perseverar.”
Para Víctor, que contó con un limitado apoyo de su padre, la vida le puso varias pruebas adicionales, incluyendo el asesinato de uno de sus hermanos y la adicción a drogas y encarcelación de otro de ellos. Nos cuenta Víctor: “El momento más crítico de mi vida fue cuando tenía solamente 9 años. En mayo 8 de 1984, mi hermano Pedro fue asesinado en el pueblo de Maunabo cuando el solo tenía 15 años. Este evento fue publicado en la primera plana del periódico El Vocero. Como puedes imaginar esto cambió el resto de mi vida. De una manera extraña todo empezó a tomar más sentido. Me di cuenta de lo frágiles que somos y de lo importante de vivir cada momento al máximo. Honestamente hubo muchos momentos en los cuales también me preguntaba por que la vida era tan injusta. En muchas ocasiones vi como mi madre lloraba, no solo por la pérdida de Pedrito o por el vicio a las drogas que consumía a mi otro hermano Eric, sino también por que había veces que no teníamos dinero ni para pagar las cuentas. Ver esto me hizo enfocarme en ser positivo y luchar para que mi familia se sintiera orgullosa de mis logros.” Fue entonces cuando Víctor se refugió en la mejor herramienta, la educación. Nos relata: “la educación fue mi herramienta para alcanzar mi metas. La única opción para mi en aquel entonces era la escuela pública. Donde conocí a muchos de mis mejores amigos y muchos que no eran tan buenos! Yo pertencia al grupito de los “nerds” y siempre estaba participando en los clubes de la escuela. En la Escuela Superior fui presidente de varias asociaciones estudiantiles. Mis maestros fueron excelentes. Aun recuerdo el día en que tomé la decisión de solicitar a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico. Una maestra me preguntó si estaba seguro de esa opción pues alli, según ella, 'solo entraban los hijos de abogados, doctores o arquitectos'. Para mi ese fue un reto que me motivó a demostrarle al sistema que yo también podía ser arquitecto. Mi maestro de arte me ayudó a formalizar mi portfolio de trabajos. Y mi maestra de matemáticas me motivó mucho a mantener mis notas en buen estado.”
Para Víctor, el apoyo de sus hermanos fue muy importante. Ante la ausencia de un padre, y ante la realidad de una madre trabajando a tiempo completo par poder ayudar a sus hijos, su hermana mayor, Wanda, se convirtió en una segunda madre, y su hermano Hiram en su figura paterna y consejero. Nos dice: “Hiram me enseñó a formar un carácter maduro a una temprana edad. Me recordaba siempre que la vida no es fácil, pero que tampoco debemos escapar por la ruta fácil. Estos consejos que mis familiares me daban me ayudaron mucho a sobrevivir mis años en la Universidad”. Y ciertamente esos años no fueron fáciles, junto a Víctor viví inumerables amanecidas dibujando, haciendo maquetas y diseñando “conceptos”, que tantos dolores de cabeza nos dieron. Al recordar las largas noches que pasabamos sin dormir en los talleres de la Escuela de Arquitectura, me comenta Víctor: “Aun recuerdo momentos donde me preguntaba, ¿por qué estoy haciendo esto? La contestación venía cada fin de semana cuando me iba a Humacao a pasarlo con mi familia.”
Pero, ¿qué tiene qué ver todo esto con el actual conflicto en la UPR? Veamos. Nos dice mi amigo Víctor: “En aquellos tiempos la matrícula creo que costaba 35 dólares el crédito. Y con todo y eso mi mamá no podía pagar mi matrícula. Yo era el primero de la familia en estudiar en la Universidad de Puerto Rico así que mi mamá no sabía nada sobre esos procesos y que debíamos hacer.
Algunos maestros de mi escuela superior pública me hablaron sobre la Beca Pell, la cual pagó por mi bachillerato completo, mi hospedaje y mis gastos de libros y materiales para utilzar en los talleres de diseño. Si no hubiese sido por esta ayuda económica yo no hubiese llegado a donde estoy ahora. Muchas veces se me hacía dificil pagar la renta o completar los proyectos de la Escuela porque no me sobraba dinero. Por lo cual empecé a buscar trabajo en los veranos y ahorraba para poder pagar los materiales escolares. También fui bendecido con muchos de mis amigos que me ayudaron mucho económicamente en el proceso. En aquellos tiempos en mi casa había solo un carro y era el de mi hermano Hiram. Él lo utilizaba para trabajar y yo viajaba a la universidad en transportación colectiva desde Humacao.” Este es el vivo ejemplo de aquellos estudiantes de la UPR a quienes la ayuda de la Beca Pell no les es suficiente para cubrir sus gastos, no como usualmente se insinua que el dinero les sobra para hacer lo que quieran.
A pesar de ser un estudiante excelente, Víctor nunca fue beneficiario de una exención de matrícula, pero sí tuvo la oportunidad de hospedarse por un tiempo en la Residencia de Estudiantes de la UPR, lo que lo ayudó a economizar un poco y cubrir el resto de sus gastos. Así, luego de 5 años de sacrificios, mi amigo Víctor se graduó de su Bachillerato en Diseño Ambiental de la Escuela de Arquitectura de la UPR. Pero el camino no terminaba ahi. “Para obtener un grado profesional en Arquitectura necesitaba hacer mi maestría. Mi sueño desde chico era viajar y descubrir mundos nuevos, por lo cual cuando llego la hora de decidir en que universidad hacer mi maestría opté por irme a los Estados Unidos. Para mí, esa fue la aventura de mi vida. Lo podria describir como otro momento crítico en mi vida. Con solamente 23 años, 500 dólares en mi bolsillo (que provenían de una colecta que hicieron mis familiares para regalarme ese dinero) y acompañado de dos buenos amigos, Miguel Vicens y Luis Cruz, que tambien decidieron estudiar en Arizona State University. Mi inglés no era el mejor y yo nunca había ido a Arizona. No tenía ni idea de donde quedaba. Yo pensé que era una locura pero algo me decía que todo iba a salir bien. Aun recuerdo cuando lo busqué en el mapa para mostrarle a mi mamá, ese día realizé lo lejos que me iba pero siempre sabiendo que algún día volvería.”
Al llegar a Phoenix, Arizona, el calor de 113 grados Fahrenheit lo abrumó, relata que sintió como si entrara a un horno. Todo era muy distinto a Puerto Rico. La gente, el ambiente, el clima, el idioma. Me cuenta como tuvo que lidear con el racismo y la ignorancia de los norteamericanos sobre Puerto Rico. “Mi primer año fue muy difícil, con mi acento al hablar y mi pinta de latino los efectos del 'racismo silencioso' no tardaron en llegar. Tú no tienes idea de la ignorancia que existe en los Estados Unidos en cuanto a la situación política de Puerto Rico o nuestra cultura.”
En Arizona State University Víctor recurrió a los préstamos estudiantiles para pagar sus estudios, pero esto no era suficiente, por lo que tuvo que comenzar a trabajar con una oficina de Arquitectos como “Aprendiz de Arquitecto” con un salario moderado. Así continuó este emprendedor joven hasta alcanzar sus metas. “Mi experiencia como estudiante en Arizona State University fue buena. Buenos profesores y compañeros de clase de todas partes del mundo. En el año 2002 me gradué de mi Maestría en Arquitectura y fui honrado con varios premios académicos. Uno de los premios fue una Carta de Recomendación firmada por la facultad de profesores de la Escuela de Arquitectura la cual me sirvió como referencia a la hora de buscar trabajo en el mundo profesional y académico. Unos meses después de haberme graduado y haber conseguido trabajo en una de las mejores oficinas de Arquitectura en Phoenix empezé a dar clases de diseño en la Escuela de Arquitectura en Arizona State University, donde todavía sigo enseñando mi propia clase de dibujo a mano alzada en los veranos. La clase se llama 'Looking, Thinking, Sketching' y una de mis metas con la clase es escribir mi propio libro con respecto al tema.”
Actualmente Víctor trabaja como Diseñador para AECOM, una de las oficinas más grandes de Arquitectura en los Estados Unidos y ha sido parte del equipo de diseño en varios proyectos de gran impacto para la ciudad de Phoenix. También se mantiene activo en la comunidad ofreciendo charlas en las escuelas elementales a estudiantes latinos para motivarlos continuar sus estudios en la universidad. En el ámbito personal se encuentra casado y con un hijastro al cual ha adoptado como su propio hijo. Víctor me describió su situación actual de la siguiente manera: “Sabes que uno de los días más lindos en mi vida aquí en Arizona fue cuando después de haber vivido aqui por 7 años, mi hermano Hiram y yo pagamos para que toda mi familia (mi mamá, mi hermana y mis dos hermanos) vinieran a visitarme. Fue el día en que todo lo que he logrado se convirtió en realidad. Ya no era un sueño o una historia más que contar... Cada día le doy gracias a Dios por mi familia y todo lo que he vivido. Y agradecido por una madre que a pesar de todos los sufrimientos que pasó, siempre se mantuvo fuerte para mantenernos a flote. Voy de visita cada año a Puerto Rico, con planes de algún día regresar para ser parte del cambio. Pero por ahora estoy enfocado en seguir desarrollándome como profesional sin olvidar el camino recorrido hasta este momento. Y sobre todo sin olvidar a aquel niño soñador que se crió en el caserio.”
Por ejemplos como este es que luchamos en esta Huelga de la Universidad de Puerto Rico, señor Gobernador y señores y señoras de la Junta de Síndicos. ¡La educación es un DERECHO, no un PRIVILEGIO!
A través de la red social Facebook logré hacerle una entrevista a mi amigo Víctor, para desarrollar esta historia. Comenzamos hablando sobre su infancia en Humacao, Puerto Rico, y sus primeros pasos en la Escuela Pública. Al hablarme de su infancia, lo primero que me dice Víctor es que le dedica todos sus logros a su familia. Sin duda vivió una infancia dura, hijo de una madre soltera y residente de un Residencial Público, comenta Víctor: “Mi infancia se remonta a los años '80 en el Residencial Público Padre Rivera de Humacao. Donde aprendí mucho de la vida en poco tiempo, expuesto a entender muchos de los valores humanos que hoy respeto como adulto. Honrar a tu familia y honrar a tus amigos eran el 'Mantra' de mi diario vivir. Sobre todo cuando llegaba la hora de tomar decisiones. Mi madre (madre soltera) trabajaba como enfermera para mantener a una familia de 5 hijos. Ella sin decirlo en palabras, siempre nos enseñó que en la vida hay que luchar para perseverar.”
Para Víctor, que contó con un limitado apoyo de su padre, la vida le puso varias pruebas adicionales, incluyendo el asesinato de uno de sus hermanos y la adicción a drogas y encarcelación de otro de ellos. Nos cuenta Víctor: “El momento más crítico de mi vida fue cuando tenía solamente 9 años. En mayo 8 de 1984, mi hermano Pedro fue asesinado en el pueblo de Maunabo cuando el solo tenía 15 años. Este evento fue publicado en la primera plana del periódico El Vocero. Como puedes imaginar esto cambió el resto de mi vida. De una manera extraña todo empezó a tomar más sentido. Me di cuenta de lo frágiles que somos y de lo importante de vivir cada momento al máximo. Honestamente hubo muchos momentos en los cuales también me preguntaba por que la vida era tan injusta. En muchas ocasiones vi como mi madre lloraba, no solo por la pérdida de Pedrito o por el vicio a las drogas que consumía a mi otro hermano Eric, sino también por que había veces que no teníamos dinero ni para pagar las cuentas. Ver esto me hizo enfocarme en ser positivo y luchar para que mi familia se sintiera orgullosa de mis logros.” Fue entonces cuando Víctor se refugió en la mejor herramienta, la educación. Nos relata: “la educación fue mi herramienta para alcanzar mi metas. La única opción para mi en aquel entonces era la escuela pública. Donde conocí a muchos de mis mejores amigos y muchos que no eran tan buenos! Yo pertencia al grupito de los “nerds” y siempre estaba participando en los clubes de la escuela. En la Escuela Superior fui presidente de varias asociaciones estudiantiles. Mis maestros fueron excelentes. Aun recuerdo el día en que tomé la decisión de solicitar a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico. Una maestra me preguntó si estaba seguro de esa opción pues alli, según ella, 'solo entraban los hijos de abogados, doctores o arquitectos'. Para mi ese fue un reto que me motivó a demostrarle al sistema que yo también podía ser arquitecto. Mi maestro de arte me ayudó a formalizar mi portfolio de trabajos. Y mi maestra de matemáticas me motivó mucho a mantener mis notas en buen estado.”
Para Víctor, el apoyo de sus hermanos fue muy importante. Ante la ausencia de un padre, y ante la realidad de una madre trabajando a tiempo completo par poder ayudar a sus hijos, su hermana mayor, Wanda, se convirtió en una segunda madre, y su hermano Hiram en su figura paterna y consejero. Nos dice: “Hiram me enseñó a formar un carácter maduro a una temprana edad. Me recordaba siempre que la vida no es fácil, pero que tampoco debemos escapar por la ruta fácil. Estos consejos que mis familiares me daban me ayudaron mucho a sobrevivir mis años en la Universidad”. Y ciertamente esos años no fueron fáciles, junto a Víctor viví inumerables amanecidas dibujando, haciendo maquetas y diseñando “conceptos”, que tantos dolores de cabeza nos dieron. Al recordar las largas noches que pasabamos sin dormir en los talleres de la Escuela de Arquitectura, me comenta Víctor: “Aun recuerdo momentos donde me preguntaba, ¿por qué estoy haciendo esto? La contestación venía cada fin de semana cuando me iba a Humacao a pasarlo con mi familia.”
Pero, ¿qué tiene qué ver todo esto con el actual conflicto en la UPR? Veamos. Nos dice mi amigo Víctor: “En aquellos tiempos la matrícula creo que costaba 35 dólares el crédito. Y con todo y eso mi mamá no podía pagar mi matrícula. Yo era el primero de la familia en estudiar en la Universidad de Puerto Rico así que mi mamá no sabía nada sobre esos procesos y que debíamos hacer.
Algunos maestros de mi escuela superior pública me hablaron sobre la Beca Pell, la cual pagó por mi bachillerato completo, mi hospedaje y mis gastos de libros y materiales para utilzar en los talleres de diseño. Si no hubiese sido por esta ayuda económica yo no hubiese llegado a donde estoy ahora. Muchas veces se me hacía dificil pagar la renta o completar los proyectos de la Escuela porque no me sobraba dinero. Por lo cual empecé a buscar trabajo en los veranos y ahorraba para poder pagar los materiales escolares. También fui bendecido con muchos de mis amigos que me ayudaron mucho económicamente en el proceso. En aquellos tiempos en mi casa había solo un carro y era el de mi hermano Hiram. Él lo utilizaba para trabajar y yo viajaba a la universidad en transportación colectiva desde Humacao.” Este es el vivo ejemplo de aquellos estudiantes de la UPR a quienes la ayuda de la Beca Pell no les es suficiente para cubrir sus gastos, no como usualmente se insinua que el dinero les sobra para hacer lo que quieran.
A pesar de ser un estudiante excelente, Víctor nunca fue beneficiario de una exención de matrícula, pero sí tuvo la oportunidad de hospedarse por un tiempo en la Residencia de Estudiantes de la UPR, lo que lo ayudó a economizar un poco y cubrir el resto de sus gastos. Así, luego de 5 años de sacrificios, mi amigo Víctor se graduó de su Bachillerato en Diseño Ambiental de la Escuela de Arquitectura de la UPR. Pero el camino no terminaba ahi. “Para obtener un grado profesional en Arquitectura necesitaba hacer mi maestría. Mi sueño desde chico era viajar y descubrir mundos nuevos, por lo cual cuando llego la hora de decidir en que universidad hacer mi maestría opté por irme a los Estados Unidos. Para mí, esa fue la aventura de mi vida. Lo podria describir como otro momento crítico en mi vida. Con solamente 23 años, 500 dólares en mi bolsillo (que provenían de una colecta que hicieron mis familiares para regalarme ese dinero) y acompañado de dos buenos amigos, Miguel Vicens y Luis Cruz, que tambien decidieron estudiar en Arizona State University. Mi inglés no era el mejor y yo nunca había ido a Arizona. No tenía ni idea de donde quedaba. Yo pensé que era una locura pero algo me decía que todo iba a salir bien. Aun recuerdo cuando lo busqué en el mapa para mostrarle a mi mamá, ese día realizé lo lejos que me iba pero siempre sabiendo que algún día volvería.”
Al llegar a Phoenix, Arizona, el calor de 113 grados Fahrenheit lo abrumó, relata que sintió como si entrara a un horno. Todo era muy distinto a Puerto Rico. La gente, el ambiente, el clima, el idioma. Me cuenta como tuvo que lidear con el racismo y la ignorancia de los norteamericanos sobre Puerto Rico. “Mi primer año fue muy difícil, con mi acento al hablar y mi pinta de latino los efectos del 'racismo silencioso' no tardaron en llegar. Tú no tienes idea de la ignorancia que existe en los Estados Unidos en cuanto a la situación política de Puerto Rico o nuestra cultura.”
En Arizona State University Víctor recurrió a los préstamos estudiantiles para pagar sus estudios, pero esto no era suficiente, por lo que tuvo que comenzar a trabajar con una oficina de Arquitectos como “Aprendiz de Arquitecto” con un salario moderado. Así continuó este emprendedor joven hasta alcanzar sus metas. “Mi experiencia como estudiante en Arizona State University fue buena. Buenos profesores y compañeros de clase de todas partes del mundo. En el año 2002 me gradué de mi Maestría en Arquitectura y fui honrado con varios premios académicos. Uno de los premios fue una Carta de Recomendación firmada por la facultad de profesores de la Escuela de Arquitectura la cual me sirvió como referencia a la hora de buscar trabajo en el mundo profesional y académico. Unos meses después de haberme graduado y haber conseguido trabajo en una de las mejores oficinas de Arquitectura en Phoenix empezé a dar clases de diseño en la Escuela de Arquitectura en Arizona State University, donde todavía sigo enseñando mi propia clase de dibujo a mano alzada en los veranos. La clase se llama 'Looking, Thinking, Sketching' y una de mis metas con la clase es escribir mi propio libro con respecto al tema.”
Actualmente Víctor trabaja como Diseñador para AECOM, una de las oficinas más grandes de Arquitectura en los Estados Unidos y ha sido parte del equipo de diseño en varios proyectos de gran impacto para la ciudad de Phoenix. También se mantiene activo en la comunidad ofreciendo charlas en las escuelas elementales a estudiantes latinos para motivarlos continuar sus estudios en la universidad. En el ámbito personal se encuentra casado y con un hijastro al cual ha adoptado como su propio hijo. Víctor me describió su situación actual de la siguiente manera: “Sabes que uno de los días más lindos en mi vida aquí en Arizona fue cuando después de haber vivido aqui por 7 años, mi hermano Hiram y yo pagamos para que toda mi familia (mi mamá, mi hermana y mis dos hermanos) vinieran a visitarme. Fue el día en que todo lo que he logrado se convirtió en realidad. Ya no era un sueño o una historia más que contar... Cada día le doy gracias a Dios por mi familia y todo lo que he vivido. Y agradecido por una madre que a pesar de todos los sufrimientos que pasó, siempre se mantuvo fuerte para mantenernos a flote. Voy de visita cada año a Puerto Rico, con planes de algún día regresar para ser parte del cambio. Pero por ahora estoy enfocado en seguir desarrollándome como profesional sin olvidar el camino recorrido hasta este momento. Y sobre todo sin olvidar a aquel niño soñador que se crió en el caserio.”
Por ejemplos como este es que luchamos en esta Huelga de la Universidad de Puerto Rico, señor Gobernador y señores y señoras de la Junta de Síndicos. ¡La educación es un DERECHO, no un PRIVILEGIO!
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