A
partir de 1975, se implantó en Puerto Rico el Programa Federal de Cupones de
Alimentos, mediante el cual las personas
de escasos recursos con necesidad de una ayuda para alimentarse recibías
cupones intercambiables por mercancía principalmente producida por la
agricultura estadounidense. Sobre las transferencias de federales y la
creciente dependencia de estas en Puerto Rico comenta el economista Francisco Catalá:
En los años 1960 y 1970 las transferencias netas
del gobierno federal a Puerto Rico sumaron $100 y $329 millones
respectivamente. Como proporción del Producto Nacional Bruto representaban un
seis (6) y un siete (7) por ciento. Pero para el año 1980 sumaron $2,873
millones que, como fracción porcentual del P.N.B., representaron un 26 por
ciento. (Curet Cuevas, 1986: 243). En la década de los setenta se iniciaron
las becas de estudiantes y el Programa de Asistencia Nutricional.
Posteriormente, el peso relativo de las transferencias unilaterales netas del
gobierno federal se ha reducido. Como coeficiente del Producto Nacional Bruto
bajó de 20.4 por ciento en el año 1997 a 15.6 por ciento en el año 2006. En
este último año dichas transferencias sumaron $8,828.2 millones,
correspondiéndole $6,592.4 millones a los individuos y $2,296.7 millones al
sector público. (Énfasis Nuestro).
Este estudio se
concentra en las transferencias federales del Programa de Asistencia Nutricional
(PAN) y su influencia en la cultura puertorriqueña. Según portal de Internet de
la Administración para el Desarrollo Económico de la Familia (ASEF) algunos
datos sobre el PAN son los siguientes[2]:
· El 1ro de julio
de 1982 se implanta en Puerto Rico el Programa de Asistencia Nutricional (PAN),
creado mediante una enmienda a la Ley de Cupones para Alimentos Ley Pública
95-113.
· Esta enmienda es
conocida como "Omnibus Reconciliation Act" Ley Pública 97-35 del 13
de agosto de 1981. Es por medio de esta Ley que se le otorga al Gobierno de
Puerto Rico una asignación de fondos en bloque, para proveer asistencia
nutricional a las familias de escasos recursos económicos.
· Tiene el
propósito de facilitar oportunidades de desarrollo a las personas en desventaja
social y económica para que las familias en Puerto Rico logren la
autosuficiencia, la integración al sistema social de manera productiva y la
buena convivencia familiar y comunitaria.
· La ADSEF es
responsable de administrar y desarrollar el Programa de Asistencia Nutricional
(PAN).
· Mediante el
Reglamento 7280 del 22 de enero de 2007, se establecen los requisitos de
elegibilidad al programa.
A
partir de la enmienda a la Ley en 1982, se cambia en Puerto Rico del sistema de
cupones de alimentos, a un sistema mediante el cual los beneficiarios recibían
cheques para la compra de alimentos. El mecanismo de brindar la ayuda a través
de cheques ofrecía a los beneficiarios gran liberalidad en cuanto al uso
(adecuado o no) de dicho dinero. En esa época (1982-2000) era muy difícil para
el gobierno, por no decir imposible, fiscalizar si los beneficiarios hacían uso
adecuado del dinero, por lo cual el PAN comenzó a verse como un ingreso y no
como una ayuda para la compra de alimentos. Ya para comienzos de la década del
2000 se implanta el nuevo sistema de la Tarjeta de la Familia, mediante el cual
los beneficiarios del PAN reciben la ayuda a través de una tarjeta de débito,
de la cual pueden obtener el 25% en efectivo y el 75% restante debe ser
consumido exclusivamente en alimentos en los comercios participantes. Sobre el
establecimiento del PAN en Puerto Rico y su influencia en nuestra cultura
comenta Linda Colón:
A partir de 1975, uno de los mecanismos utilizados por el gobierno de
Estados Unidos y los gobiernos de turno en Puerto Rico para contener las
demandas y necesidades de de los más vulnerables es la extensión de los
programas de ayuda para la pobreza desarrollados en los Estados Unidos... Estás
políticas fueron transferidas a Puerto Rico, siempre de manera incompleta, sin
permitir que los puertorriqueños diseñaran una política social acorde con sus
necesidades. El resultado es que el Gobierno de Puerto Rico se convirtió en un
depositario y administrador de fondos federales destinados a reducir las
tensiones que conllevan los altos niveles de desigualdad, desempleo y pobreza
que se mantienen en la estructura colonial... [Estas políticas] generan una
fuerte relación de dependencia del Gobierno de Puerto Rico con los Estados
Unidos para obtener fondos que le permitan mantener el orden dentro del caos
generado por una estructura profundamente desigual. De igual forma, se produce
una relación de dependencia de los puertorriqueños con el gobierno local y el
estadounidense, donde su vida cotidiana está intervenida constantemente por las
reglas y decisiones de Estados Unidos....
Mucho se habla de la dependencia en Puerto Rico y, generalmente, cuando
se la menciona se hace para referirse a los sectores pobres, a quienes se les
atribuyen todas las desgracias del país o para hacer constar nuestra
incapacidad de sobrevivencia sin la presencia de Estados Unidos... A quienes
viven en las condiciones de necesidad se les hace “responsables de su pobreza
por no querer trabajar” y “preferir” vivir del PAN. Se señala, entre otras
cosas, que el desempleo es causado por el 'mantengo', que la gente no quiere
trabajar porque les conviene más vivir de las ayudas del gobierno, que las
mujeres tienen muchos hijos para que el gobierno los mantenga y que los pobres
viven cómodos y saludables con las ayudas que reciben....
Previo al 1975, los puertorriqueños de mayor pobreza conocían muy de
cerca el hambre cotidiana, sobre todo quienes habían emigrado masivamente de la
zona rural, dónde al menos algunas frutas y verduras se conseguían
gratuitamente... La tuberculosis, la anemia y los parásitos eran conocidos por
todos y casi en cada familia alguien recordaba a algún muerto por su causa...
Se solía comprar en la plaza del mercado, dónde los olores de frutas y viandas
frescas se entremezclaban con la peste de las jaulas de pollos vivos y animales
recién matados. Todo esto quedó atrás: con los millones para comprar
alimentos, llegaron inicialmente los supermercados y luego los super centers.
Los pequeños comercios no cualificaban para vender a quienes recibían cupones o
tarjetas electrónicas, así que las plazas del mercado como los centros de
compra para los sectores pobres desaparecieron.... (Énfasis Nuestro)
La anterior cita nos hace ver claramente la gran
influencia del PAN en la cultura puertorriqueña a partir de los años 1970's.
Por un lado cambia la percepción general que tiene el resto de la sociedad sobre aquel sector que vive en la pobreza, desarrollándose
distintas teorías o mitos sobre la dependencia y la actitud hacia el trabajo.
Por otro lado cambia totalmente el patrón de consumo o compra de alimentos de
los puertorriqueños, cuando prácticamente desaparecen las plazas del mercado y
los colmados para abrir paso a los supermercados (beneficiados por el PAN) y
luego a los super centers o mega-tiendas (que son empresas
norteamericanas). Sobre esto es importante señalar, que no solamente se establece una dependencia
de los beneficiarios en el programa, sino que también la existencia y
permanencia del sector del comercio de la venta de alimentos.
Para la misma época en que llegan las ayudas
federales a Puerto Rico, comienza a crecer grandemente el comercio. En 1968 se
inaugura el centro comercial Plaza Las Américas, y a través de las décadas
subsiguientes continúan proliferando los grandes centros comerciales por toda
la Isla. De esta forma Puerto Rico se va convirtiendo en una especie de paraíso
para las grandes cadenas de tiendas y se desarrolla en el País lo que llaman
una cultura de consumismo. Sobre este particular y la influencia de los
programas de asistencia federales comenta el profesor Héctor Meléndez[4]:
Es curiosa la coexistencia entre
la pobreza extrema -que se corresponde con el asistencialismo federal- y el
comercio dinámico de la Isla; la actividad bancaria intensa; lo poco, según se
aduce, que afectan las crisis económicas a la Isla en comparación con la sociedad
estadounidense; el consumo conspicuo, en el mall Plaza Las Américas, que
es el más grande y activo del Caribe y se repite en otros malls a través de
Puerto Rico; que la Isla es un paraíso para los mega comercios, aparatos de
publicidad y cadenas estadounidenses; la construcción y el frenético
mercado de viviendas e infraestructura de hormigón; la venta de automóviles y
gasolina; la costumbre de vivir -los individuos y el gobierno- con deudas
grandes y en aumento, etc. Cuánto inciden en esta presunta riqueza de Puerto
Rico el negocio ilegal del narcotráfico, los fondos federales del gobierno
estadounidense, una peculiar cultura de crédito o los salarios relativamente
altos vinculados a alta tecnología serían temas que deben examinarse en una
investigación sobre la riqueza...
El aumento de la asistencia social estadounidense en Puerto Rico en los
últimos años ha ido a contrapelo de la cultura del trabajo, instrucción y
producción, socavándose así las bases para un proyecto propio de país, o de
formación nacional, que potencialmente se planteasen los puertorriqueños en el
futuro. Estas asistencias, por tanto, lejos de colocar a Puerto Rico en una vía
de desarrollo socioeconómico, por limitada que ésta fuera, lo alejan de ello y
lo ubican definitivamente hasta ahora, en el ámbito de la sobrevivencia.
(Énfasis nuestro)
Es curioso que Puerto Rico resulte ser un lugar
tan próspero para el comercio en comparación Sobre los altos niveles de consumo
en Puerto Rico con su baja participación de la población en la fuerza trabajadora
(En el mes de marzo de 2011 la fuerza trabajadora para Puerto Rico fue estimada
en 1,271,000 personas, de las cuales 1,057,000 estaban empleadas y 214,000
estaban desempleadas, en una población de 3.7 millones) y el alta tasa de
desempleo (16.8 % en marzo de 2011)[5].
Estos datos contrastan con el alto nivel de consumo, el cual debe estar
influenciado por varios factores que incluyen las ayudas gubernamentales, la economía informal, el narcotráfico y el
crédito. Sobre el consumo en Puerto Rico y los factores de influencia comenta
Laura Ortiz Negrón[6]:
Se dice a nivel popular y mediático que el ir de shopping es el deporte
nacional en Puerto Rico. No es sólo que la Isla cubierta de centros
comerciales, megatiendas, automóviles, urbanizaciones, autopistas y celulares,
sino que todos estos centros comerciales están siempre llenos. Para diciembre
del 2005, existían 572 centros comerciales aproximadamente en Puerto Rico. La
mayoría (más del 70%) de las unidades de vivienda construidas son de tipo unifamiliar,
lo que demanda a su vez, más carreteras, expresos y automóviles. Estos
proyectos de vivienda han seguido el modelo de los suburbios, donde las casas,
las carreteras, autopistas y los centros comerciales forman una red
socio-urbana, y cuya capitalización depende del uso del automóvil... Como parte
de este cuadro, si se analizan los datos sobre el ingreso personal disponible y
los gastos de consumo personal para Puerto Rico durante los últimos años, se
observa que se gasta casi la totalidad del ingreso del que se dispone (Junta de Planificación, 2004). Del 1998 al
2004, prácticamente se igualó el total en millones por concepto de ingreso
personal disponible y los gastos de consumo personal. Para el 2004, por
ejemplo, el total del ingreso personal disponible fue de $43,610.1 millones,
mientras que el total del gasto de consumo personal fue de $42,905.2 millones.
Incluso, ha habido años donde los gastos de consumo han sido mayores que el
renglón de ingreso personal disponible...
Puerto Rico es una zona target de consumo aún cuando ciertos
indicadores socioeconómicos no guardan una "relación lógica" con sus
altos niveles... Las ayudas que provienen fundamentalmente del gobierno de
los Estados Unidos, que son parte de las transferencias federales, dirigidas
a las personas con bajos niveles de ingreso son un factor muy importante al
momento de estudiar el régimen del consumo en la Isla. Las transferencias
federales se distribuyen en beneficios de seguro social y veteranos, ayudas
económicas, alimentarias, educativas, salud, infraestructura urbana y subsidios
(agua, energía eléctrica, vivienda y teléfono) a ser administrados por diversas
agencias gubernamentales. Estas ayudas económicas representan un flujo
importante de ingreso que incide sobre el consumo aún cuando el tipo de gasto
pueda estar reglamentado. Éstas comprenden toda una serie de programas y
beneficios. Entres éstos se destacan el Programa de Asistencia Nutricional
(PAN) y el de becas a estudiantes de nivel universitario, Pell Grant. La
asistencia económica proveniente del PAN es el beneficio más común y
generalizado entre la población elegible en Puerto Rico. El monto de beneficios de este Programa sobrepasó un billón de dólares [mil millones]
anual para los años del 2001 al 2005. El mismo tiene un impacto muy directo sobre
el consumo ya que limita y a la vez obliga el gasto para el renglón de
alimentos.
En el caso de la “actividad informal no delictiva”, y de acuerdo a un
reciente estudio se estimó que ésta generó entre $1,131 y $10,473 millones en
el 2002 (Departamento del Trabajo y Recursos Humanos, 2005). Por otro lado,
estimados sobre la economía vinculada al narcotráfico calculan que la misma
generó entre $813 y $2,000 millones para el mismo año. En los dos casos, aunque
esos ingresos no se reflejan en el sistema de cuentas nacionales, se trata de
ingresos de magnitudes considerables que se generan y circulan en Puerto Rico y
que sin duda alguna afectan significativamente los niveles de consumo. Ello
sugiere que la crisis es amortiguada por la economía informal y la economía del
narcotráfico.
Como vemos, a pesar de la baja participación en
la fuerza trabajadora y la alta tasa de desempleo en Puerto Rico, las personas
cuentan con otras fuentes de ingresos como la economía informal, el narcotráfico
y los programas ayudas federales como el PAN, que inyectan miles de millones de
dólares a nuestra economía ejerciendo gran influencia en el alto nivel de
consumo. Otro factor muy influyente resulta ser la estructura crediticia
existente y el alto nivel de uso del crédito en el País. Comenta Ortíz Negrón:
“El régimen de consumo tiene como uno de sus grandes soportes, la amplia
estructura crediticia que opera en la Isla.”
Ciertamente son muchos los factores que influencian
el alto nivel de consumo en Puerto Rico, y la ayuda federal provista por el PAN
podría ser uno de esos factores, aunque un tanto limitado al renglón del
consumo de alimentos por los límites impuestos por el sistema de la Tarjeta de
la Familia.
¿Quiénes son los beneficiarios del PAN? ¿Cuál es el perfil
de las personas que reciben este beneficio? ¿Es real la percepción generalizada
de que los beneficiarios del PAN viven bien con las ayudas que reciben? Veamos
algunos datos de la investigación realizada por la Dra. Linda Colón[7]:
·
En
septiembre de 2008: 1,243 653 personas (32% de la población del País)
·
El
1979-80 fue el año que más personas recibieron el PAN con 1,834,241
participantes (58% de la población del País para ese año), desde entonces hubo
una disminución constante hasta el año 2004-05 cuando el número de personas
comenzó a aumentar nuevamente.
·
Los
municipios con mayor porcentaje de personas recibiendo el PAN eran:
Barranquitas (52%), Orocovis (47%), Comerío (45%), Barceloneta (43%), Jayuya
(43%), Ciales (42%), Utuado (42%) y Maricao (40%).
·
Los
municipios con menor porcentaje de personas recibiendo el PAN eran: Culebra
(8%), Aguada (13%), Trujillo Alto y Carolina (16%), Guaynabo (18%), Gurabo y
Bayamón (19%) y San Juan (20%).
·
57%
mujeres, 43%
hombres
·
39%
de 0 a 19 años, 49% de 20 a 64 años, 18% de 60 años o más
·
92%
de las familias tenían 4 miembros o menos, 5% de las familias tenían 5
miembros, únicamente 2% de las familias tenías 6 miembros o más.
·
69%
de las familias adscritas al PAN estaban encabezadas por mujeres.
·
69%
de las familias residentes en Residenciales Públicos recibían el PAN.
·
En el
2007 el 74% de las personas de los residenciales públicos a las que ADSEF
obtuvo información señalaron tener $0 ingresos. Solo el 26% informó tener
alguna fuente de ingresos, siendo en la mayoría de estos casos ingresos del
Seguro Social.
·
Entre
las personas que recibían el PAN, 51,511 se encontraban empleadas. Éstas
representaban alrededor del 10% de las personas en edad de trabajar que
recibían la ayuda.
·
El
promedio del salario recibido entre quienes trabajaban era de $270 mensuales:
muy por debajo del nivel de pobreza.
·
En
septiembre de 2010 la cantidad de personas que recibía el PAN había ascendido a
1,323,046 personas [79,393 más que en el 2008]
y recibían un promedio de $4.25 diarios.
·
Existe
un 58% de personas que afirmaron no recibir otros ingresos más allá del PAN,
lo que les deja incapacitados para alimentarse adecuadamente en los
supermercados y peor aun en los “fast foods”.
De
los datos presentados podemos destacar varias cosas. Primero, aproximadamente
una tercera parte de la población del país recibía la ayuda en el 2008, y que
en un momento dado llegó a ser más de la mitad de la población del País (1980).
Segundo los municipios donde mayor porcentaje de la población recibe la ayuda
son municipios rurales con una economía agrícola, mientras los municipios donde
menor porcentaje de la población recibe la ayuda son, en su mayoría, del área
metropolitana de San Juan. Tercero, la ayuda es recibida más por las mujeres
que por los hombres. Cuarto, casi la mitad de los beneficiarios del programa se
encuentran en el grupo de edad de 20 a 64 años, o sea que se encuentran en la
“edad productiva” o que podrían formar parte de la fuerza trabajadora, sin
embargo solamente un 10% de ellos se encontraba trabajando. Quinto, el hecho de
que 92% de las familias tenían 4 miembros o menos, derrota la teoría de que los
beneficiarios del PAN tienden a tener muchos hijos para poder recibir mayor
cantidad de dinero. Sexto, gran cantidad de las familias beneficiarias del PAN
están encabezadas por mujeres (69%). Por último, más de la mitad de las
personas que reciben el PAN afirman que no tienen otra fuente de ingresos, lo
que levanta sospechas sobre la posible participación de gran parte de ese grupo
de personas en la economía informal o el narcotráfico como fuente adicional de
ingresos no reportable. Lo cierto es que con la ayuda recibida por el pan (un
promedio de $4.25 diarios) es imposible vivir.
Informes
recientes indican que para el 2011 la cantidad de participantes del PAN en
Puerto Rico continua en crecimiento. Factores como la presente crisis
económica, la reducción de empleos en el tanto en sector público como en el
sector privado, y una ampliación a las
bases para cualificar para la ayuda del PAN son algunos de los factores que
influyen en dicho aumento en los beneficiarios. Según un artículo periodístico para
comienzos del 2011:
·
Alrededor
de 50 mil nuevas familias se integraron al Programa de Asistencia Nutricional
(PAN) entre el año 2009 y 2010, por lo que el número de hogares puertorriqueños
suscritos a esta ayuda supera por primera vez la cifra de 600 mil.
·
[A]hora
una familia de cuatro miembros con ingresos mensuales de $1,300 cualifica para
recibir este subsidio económico.
·
Este
perfil corresponde a seis de cada diez familias en Puerto Rico.
·
De
acuerdo con el informe que preparó la empresa Insight Policy Research para el
Departamento de Agricultura Federal en junio de 2010, las nuevas guías disponen
que 721 mil familias puertorriqueñas son elegibles para el PAN en Puerto Rico.
Resulta
un tanto alarmante el hecho de que aproximadamente 6 de cada 10 familias en
Puerto Rico actualmente esté recibiendo la ayuda que brinda el gobierno federal
a través del PAN. Más preocupante aun es el hecho de que el citado estudio
indique que 721,000 familias sean elegibles para el PAN en Puerto Rico, lo que
representa aproximadamente 7 de cada 10 familias. La ecuación es evidente, hay
menos empleos y más dependencia en la ayuda. En un País donde 7 de cada 10
familias podrán depender de ayuda gubernamental para alimentos la pobreza es
evidente. Sin embargo como ya hemos observado anteriormente dicha pobreza
aparenta balancearse con una creciente economía informal, el narcotráfico y la
deuda individual de los ciudadanos. A pesar de la evidente pobreza de la
mayoría de las familias del País el consumo desmedido de bienes y servicios
continua boyante. Los centros comerciales y las mega-tiendas continúan llenas. Las
grandes cadenas norteamericanas como Wal-Mart, Sams, Costco, Kmart, Sears,
Macys, JC Penney, Walgreens, CVS Pharmacy, entre otras, continúan en expansión
en Puerto Rico. Cada día hay más establecimientos de comida rápida. Luego de un
periodo de reducción de varios años en la venta de automóviles, las ventas de
automóviles han vuelto a reflejar crecimiento. El País empobrece, pero el
consumo continúa. A pesar de que el propósito de ayudas como el PAN no es
fomentar el consumismo y que evidentemente la ayuda del programa no es
suficiente para vivir bien, es necesario estudiar en qué medida la combinación
de estas ayudas con la economía informal, el narcotráfico y el crédito influyen
o brindan el poder adquisitivo a los gran parte de los puertorriqueños para
sostener una cultura de tan alto nivel de consumo.
¿Y qué piensa la gente? Se realizó una encuesta
informal a través de la red social Facebook para recibir opiniones sobre la
influencia del PAN en el consumismo en Puerto Rico. Se preguntó exactamente:
¿Crees que el programa del PAN (los cupones) contribuyen a fomentar una cultura
consumista en Puerto Rico? A continuación algunas de las opiniones recibidas:
·
“Eso es como preguntar si el alcohol contribuye al problema del
alcoholismo... no... es una conducta interna... el dinero no causa la avaricia,
ni la comida el glotón!” - Estudiante de Derecho
·
“Es que para comer y vivir en PR hay que ser consumista. Pero la causa
no es PAN, ni TANF ni ninguna medida de asistencia social. Todo proviene de las
políticas impulsadas por el gobierno para separarnos de la tierra y abandonar
la agricultura. Con ello logró que dejáramos de depender de la malanga y la
china para pasar a depender de las latas de comida y del TV dinner.” -
Estudiante de Derecho
·
“El PAN es como una sarna que corroe al que en realidad necesita. Eso se
paga con los impuestos de los que responsablemente cumplimos con nuestra
responsabilidad ciudadana de contribuir. Para el político es un boleto a la
victoria, al que necesita una ayuda para sobrevivir y para el mantenido una
listería que se pasa de generación en generación de vagos y estorbos públicos.”
- Militar residente en E.U.A.
·
“No creo que promueven el consumismo, pero si en ocasiones la vagancia”
- Estudiante de Derecho
·
“El
PAN no es condición necesaria del consumismo...” - Estudiante de Derecho
·
“Contribuye
a la cultura de vagos!! (Excepto para personas de edad avanzada, o personas con
discapacidad.)” - Profesional residente en Puerto Rico
·
“Definitivo!
Se hace mal uso de ellos y está comprobado que quienes los reciben, en muchas
ocasiones, no necesariamente son los que de verdad los necesitan.” - Profesional residente en Puerto Rico
·
“Si lo miras desde el punto de vista de que en el consumismo las
personas obtienen bienes o servicios no necesarios, entiendo que si, porque por
el contrario a la clase media que tiene que limitarse a un presupuesto para
hacer sus compras; las personas que reciben beneficios del Programa PAN no
tiene que limitarse y ante la ausencia de limitaciones la persona no analiza lo
que en realidad necesita, no le cuesta nada, entonces obtiene lo que se le
antoje. (Ej. 5 cajas de muslos de pollo, cuando en realidad son 2 en la casa)”
- Ama de casa residente en Estados Unidos
·
“Estuve un tiempo cogiendo esa ayuda porque en realidad hay muchas
personas como yo que pasamos necesidades, y lo que recibía no me alcanzaba para
nada! Me limitaba a comprar lo necesario por mis hijos porque tal vez para
mitad de mes no tenía como comprar ni un paquete de carne!” - Profesional
residente en Puerto Rico
·
“No. Yo tuve que recibir esa ayuda y no me considero consumista (mis ex dirían
que soy maseta). El consumismo es causado por la falta de valores, no por tener
dinero disponible.” - Profesional residente en Puerto Rico
·
“Cuando trabajaba con el County yo vi gente y vi gente que decían
no que no tengo que comer, no que no puedo atender mis necesidades médicas, que
esto que lo otro, y cuando salían al parking, yo en un carrito y ellos en un
carrote último modelo, jeans de marca, y los míos de Wal-Mart y ni se diga de
la cadena que le partía el cuello del peso”
Como vemos hay opiniones divididas en cuanto a
si la ayuda del PAN contribuye o no a fomentar la cultura de consumismo en
Puerto Rico. Para algunos en efecto contribuye, para otros no. Algunos piensan
que no contribuye al consumismo, pero sí a la vagancia, o sea que los
beneficiarios del PAN prefieren recibir la ayuda a trabajar. Dos de las
personas que opinaron admitieron haber recibido la ayuda por necesidad real y
no ser consumistas. Otros plantean que han visto como beneficiarios del PAN
viven cómodamente consumiendo bienes más costosos y llevando un estilo de vida
superior al de la clase media. Es en este tipo de casos dónde probablemente los
beneficiarios estén burlando los requisitos para ser beneficiarios del programa
y tengan ingresos de otras fuentes no informadas como la economía informal o el
narcotráfico.
Definitivamente el consumismo es una actitud que
no depende de tener el poder adquisitivo para consumir muchos bienes, sino de
una serie de factores sociales que influyen en el pensamiento de las personas.
Sobre ese particular en nuestro contexto no explica Laura Ortiz Negrón[9]:
[L]a estructura crediticia y financiera como soporte fordista
facilita formas y estilos de vida en torno al consumo. El automóvil, los
electrodomésticos, la nevera, el televisor y los productos congelados y
enlatados son los nuevos signos del consumo y el progreso. El hogar, las
relaciones familiares y sociales se constituirán a partir de prácticas de
consumo dando paso a nuevas necesidades y formas de lo social. Los préstamos y
las tarjetas de crédito se convierten en tarjetas de identidad y status
ciudadano, y ello a pesar de su carácter despótico.
El “hacer” y “hacernos” consumidores fue un proceso socio-histórico
matizado por factores diversos cuya combinatoria azarosa da cuenta de las
distintas subjetividades e imaginarios alrededor del consumo. Si bien nadie
podía rechazar el régimen de consumo, su reapropiación significante pasa a ser
un disfrute, una obligación, un placer, una frustración, una terapia, una
opresión o sólo una rutina, entre otras significaciones....
En el contexto del discurso de la crisis, el sentido creciente de
inseguridad social contradictoriamente hace del consumo un aliciente. De otras
maneras, el capital abstracto y mediático en el contexto de la
globalización le permite a los consumidores re-crear nuevas experiencias,
relaciones y formas de subjetivación (N. García Canclini, 1995). Si bien los
procesos de pos-modernización borran muchas de las promesas de la modernidad,
el consumo como orden de significación mantiene una mutación de dichas
promesas, pero a partir de nuevos escenarios donde el consumo se presenta como
parte esencial de la vida.
La representación, proliferación, acceso y relación con los
objetos se materializa como espacio de
significación de estética, comfort, status, inclusión y otros
alicientes. Los altos niveles de consumo en Puerto Rico, si bien responden a
factores de naturaleza variada y para muchos son “ilógicos”, pueden entenderse
a partir de esta economía que activa el deseo y el placer como corolarios de
experiencias e imaginarios de comfort subjetivo.
La economía del consumo supone a su vez la instauración del media
como un poder que activa la lógica social del deseo así como un nuevo registro
de lo social. La economía de los medios de comunicación son parte del régimen
de consumo toda vez, que las compras así como sus imágenes son producidas a
través de la programación y la publicidad vía el televisor, el Internet, el
cine y el celular....
Esta economía tiene como intersticio focal la captura del ojo y del
cuerpo ante la imagen y el flujo incesante de la informática a nivel global. En
este momento epocal se trata de la inclusión de todo lo impensable como parte
de la programación del media y de la producción publicitaria. En este contexto
se da el fenómeno de la masmediatización; el proceso mediante el cual todos los
aspectos de la vida desde lo más inocuo hasta lo más sublime para a ser parte
esencial de la programación del media. Desde los MTV Cribs, los programas
sobre shopping hasta los reality shows son parte esencial de la
programación televisiva... Los intereses y gustos de la población consumidora
van a estar influenciados por la experiencia mediática ya que gran parte de la
vida cotidiana transcurre en sintonización con los medios de comunicación.
Vemos, como bien opinaron
algunos en nuestro sondeo, que el consumismo no es consecuencia de contar con
ayudas económicas o poder adquisitivo. Más bien es un fenómeno social influenciado
por los medios de producción originalmente y por los medios de comunicación y
mercadeo hoy en día. Sin embargo, los altos niveles de consumo que se ven en
Puerto Rico no serían posibles sin herramientas económicas que provean a una
sociedad evidentemente pobre medios de poder adquisitivo. Como ya hemos
discutido entre esos medios se encuentran las ayudas gubernamentales como el
PAN, el crédito, la economía informal y el narcotráfico. Es a través de la
combinación de todos estos factores que en Puerto Rico se sostiene una cultura
de consumo desmedido dónde en ocasiones lo consumido supera a los ingresos de
la gente, generando evidentemente deuda. No podemos determinar de forma certera
si los programas de ayuda gubernamental como el PAN influyen o no en la actitud
o cultura de alto consumo de los puertorriqueños, tampoco queda claro si los
beneficiarios de este y otros programas tienen interés en salir de la
dependencia y entrar a la fuerza trabajadora. Estos son temas que requieren de
mayor investigación en un futuro. Lo cierto es que es evidente que estos
programas, por un lado han contribuido a superar, hasta cierto punto, el hambre
y la pobreza en Puerto Rico. Pero por otra parte se requiere de mayor
fiscalización para evitar que personas que cuentan con ingresos adicionales y
no necesiten de la ayuda gubernamental no puedan continuar burlando al sistema
y enriqueciéndose injustamente de las contribuciones que otros hacen al Estado.
Por otra parte es evidente
que el PAN o los llamados “cupones” son una figura creada por el derecho que ya
ha pasado a ser parte de la cultura puertorriqueña. En ese sentido se puede
observar una manifestación de influencia del derecho en la cultura. Los
“cupones” no solamente cambiaron la forma de comprar alimentos en Puerto Rico y
el contexto en el cual se compran, también cambiaron la percepción general de
la sociedad hacia el sector pobre del país. Además de todo esto, los “cupones”
o el PAN y otras ayudas gubernamentales han llegado a influenciar la cultura
popular artística, al punto que una de las canciones más conocidas de una de
las principales orquestas de salsa de Puerto Rico, El Gran Combo de Puerto
Rico, trata el tema de la vida sedentaria que lleva una persona que recibe las
ayudas económicas que ofrece el gobierno. La canción se titula “Y no hago más
na'” y es el relato de un día en la vida de una persona que vive de las ayudas
gubernamentales y no trabaja. La letra de la canción la transcribimos a
continuación:
Yo me levanto por la mañana,
me doy un baño y me perfumo,
me como un buen desayuno
y no hago más na', más na'.
Después yo leo la prensa,
yo leo hasta las esquelas,
o me pongo a ver novelas
y no hago más na', más na'.
A la hora de las doce
yo me como un buen almuerzo
de arroz con habichuelas
y carne guisada, y no hago más
na'.
Después me voy a la hamaca
a dormir una siestita;
y a veces duermo dos horas
y a veces más, y no hago más
na'.
Y me levanto como a las tres,
y me tomo un buen café,
me fumo un cigarillito y tomo
mi guitarra
y me pongo a cantar.
A la la, a la la, a la la lara
la lara
Y a la hora de la comida
me prepara mi mujer
un bistec con papas fritas
con ensalada y mil cosas más.
Y me lo mando y no hago más
na'.
Luego me voy al balcón,
cual si fuera un gran señor,
a mecerme en el sillón,
Con mi mujer a platicar.
A larara la la.
¡Ay!, cuando se me pega el
sueño
enseguidita me voy a acostar,
y duermo hasta por la mañana
y no hago más na', más na'.
(Qué bueno es vivir así,
comiendo y sin trabajar)
¡Oigan!, yo nunca he doblado el
lomo
y no pierdan su tiempo, no voy
a cambiar. ¡Qué va!
(Qué bueno es vivir así,
comiendo y sin trabajar)
Señores, si yo estoy declarado
en huelga, ¡sí!,
¡mi mujer que me mantenga!
¿Oíste?
(Qué bueno es vivir así,
comiendo y sin trabajar)
Qué bueno, qué bueno, qué
bueno,
qué bueno es vivir la vida,
¡comiendo, durmiendo y no
haciendo na'!
Oiga compay,
¿usted sabe lo que es estar en
un sillón mece que te mece?
Esperando que lleguen los
cupones del Seguro Social...
¡Así cualquiera!
(Qué bueno es vivir así,
comiendo y sin trabajar)
Recibiendo la pensión por loco,
de loco yo no tengo na', ¡listo
que soy!
(Qué bueno es vivir así,
comiendo y sin trabajar)
Qué bueno...
Traen un plato de mondongo,
arroz, habichuela y carne
guisá, para empezar.
(Qué bueno es vivir así,
comiendo y sin trabajar)
¿Quién trabajará? ¿Quién, yo?
Búscate a otro, yo ya hice lo que iba a hacer.
La letra de esta canción es muestra de la
influencia que programas como el PAN tienen en nuestra cultura y de la
percepción social que se ha creado en Puerto Rico sobre este tipo de ayuda y
sus beneficiarios. El fenómeno de la “vagancia” o la vida sedentaria que pueden
estar influenciando los programas de ayuda o asistencia económica gubernamental
representan otro tema de investigación. Lo que sí podemos afirmar es que este
tipo de programa ha demostrado su incapacidad en ayudar a salir a la gente de
la pobreza, y aunque ayudan a combatir el hambre, fomentan en gran parte de los
beneficiarios un estado de dependencia en las ayudas federales que hace cada
vez más difícil el desarrollo de un proyecto de desarrollo económico de País.
Mientras tanto, tenemos que aceptar la influencia del PAN y otros programas de
ayuda gubernamental federal dentro de la cultura puertorriqueña, aquello que
muchos llaman la “cultura del mantengo”.
F. Catalá Oliveras, Desenvolvimiento
económico de Puerto Rico: dependencia de senda y encapsulamiento ceremonial. Universidad de Puerto
Rico, Recinto de Río Piedras. Revista de Ciencias Sociales 17, San Juan, Puerto Rico
(2007).
Colón Reyes, Linda, Sobrevivencia,
Pobreza Y Mantengo. La Política Asistencialista Estadounidense En Puerto Rico:
El PAN Y El TANF. Ediciones Callejón, San
Juan, Puerto Rico, 2011.
Ortiz
Negrón, Laura. La economía del consumo
como propuesta socio-teórica. Universidad de Puerto Rico, Recinto de
Mayagüez. Athenea Digital - núm. 12: 62-77 (otoño 2007).